“No Goal Technology, No Goal Technology”, se excusaba Soto Grado con un jugador del FC Barcelona, probablemente Ilkay Gündogan. Y es que el exjugador del Manchester City no debe dar crédito de cómo una competición de élite no tenga las mejores herramientas tecnológicas en el mercado.
No queremos entrar en valorar la polémica de si ese balón entró o no. No es necesario. De lo que queremos reflexionar es de cómo es posible que en LaLiga, donde participan, entre otros, dos de las tres mayores marcas de fútbol del mundo, no haya una tecnología cuyo coste es de 4 millones de euros.
¿Cómo es posible que el presidente de LaLiga, que a priori debe estar al servicio de todos los clubes, salga a defender el no uso de la Tecnología de Gol con pantallazos de acciones ocurridas más de un lustro atrás?
Tebas es el principal valedor de esta medida de ahorro. Tiene razón en que apenas se usa por temporada. ¿Qué, tres o cuatro veces? Sigue pensando que con el VAR se soluciona el 99% de los problemas. No parece que eso pase.
Habría que preguntar a la hinchada del RCD Espanyol que piensan de este ahorro. Habría que preguntar al club cuánto dinero han perdido por no tener la Tecnología de Gol y descender a la segunda categoría. Quizá bastante más que esos 4 millones de euros.
La Copa también tuvo su ración de Tecnología de Gol y el Mallorca se clasificó a la final. Imaginad que hubiera entrado, imaginad que hubiéramos tenido Derbi Vasco en Sevilla. Imaginad, porque es lo único que podemos hacer sin la certeza de la Tecnología de Gol.
Tres casos en temporada y media, y las que se nos pasan. Una final que se escapa, un descenso de categoría y un Clásico, el máximo escaparate que tiene nuestra competición, que define el campeonato. Nada de esto sigue siendo suficiente.
El colmo llega con la queja del presidente del FC Barcelona, que ha votado en contra de la Tecnología de Gol. No solo el Barça, todos los clubes de 1ª y 2ª excepto Real Madrid y Athletic Club, han estado del lado del ahorro de Tebas. Los únicos que lo pueden cambiar.
Mientras tanto, sigamos devaluando el producto. Sigamos haciendo mella en el prestigio de la competición en el extranjero, sigamos fomentando las polémicas y sigamos perdiendo dinero por ahorrarnos una herramienta indispensable.
No Goal Technology.