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España es racista y no se quiere dar cuenta

Lo que se vivió en Mestalla con Vinicius no fue un hecho aislado. Son diez las denuncias que lleva puestas LaLiga. España es un país donde el racismo campa camuflado en el día a día y se multiplica en el fútbol.

Todo debe cambiar, pero no podemos esperar que cambie sin tomar acciones. Ponerle al aficionado la tarea de mejorar, de comportarse bien, de no ser racista por sí mismo, es injusto.

Es el sistema el que tiene que accionar los cambios. Los organismos gubernamentales y judiciales tienen que ser implacables en sus denuncias y castigos ejemplares.

Los clubes han de quitarse las bufandas que tapan sus ojos y ver el problema en su magnitud. Denunciar a los de sus propios colores y liderar la erradicación de elementos racistas en sus estadios.

¿Y los medios deportivos? Esto es un caso perdido. Y el mayor ejemplo de que somos racistas sin darnos cuenta.

Portadas y programas en donde a la víctima se la culpabiliza: «Se lo tiene ganado, es un provocador, es que no puede hacer eso, a sus otros compañeros no les dicen nada, mi tuit con tres monos se malentendió».

Todo por la vergüenza que nos da nuestro reflejo en el espejo.

Periodistas a los que se les escapa comentarios racistas a micro ‘cerrado’, preguntas con carácter xenófobo, debates y tertulias infames en donde te mandan a bailar al sambódromo. Pero la culpa es de cuatro descerebrados que se dejan llevar en las gradas.

Todos hemos ido a un estadio de fútbol, hemos visto partidos en el bar o con amigos y todos hemos presenciado racismo y quien diga que no, miente.

En muchos casos ya no es ni con el rival al que quieres vencer, la mayoría de las veces es contra el que defiende nuestro escudo. ¿Por qué cuando fallan Koke, Kroos o Pedri les llamamos malos y cuándo fallan Camavinga, Kondogbia o Kessie lo primero que escuchamos es una referencia a su color de piel?

Tenemos un problema en España y es que somos Racistas.