La Justicia Europea ha dado la razón a la Superliga sobre el abuso de la posición dominante de la UEFA en este caso. Una decisión que abre la puerta a la posibilidad de una competición europea sin el organismo liderado por Ceferin como organizador.
No hay mucha diferencia entre UEFA y Superliga. El dinero manda. Lo que molesta es que auténticos tiburones se vuelvan adalides de los valores del fútbol. Que de repente haya un ataque de romanticismo por un fútbol que dejó de existir hace mucho tiempo. De que usen a los aficionados como mercancía siempre.
Hace gracia ver esta ola reaccionaria de proteccionismo sentimental. De repente, clubes vendidos al mejor postor, situados en ciudades como Londres, Manchester, Valencia, Liverpool o París, pero con el poder en Singapur, Catar, Arabia, Rusia o EEUU, se refugian en sus aficionados. Los mismos que les pintaron la cara en 2021.
La UEFA, con su posición autoritaria y su reparto de beneficios, puso los cimientos para el lanzamiento de la Superliga. Los grandes de Europa se unieron y presentaron el proyecto, de manera ridícula en el Chiringuito. El resultado fue la desaprobación general. Pero estos grandes ‘ganaron’ a su manera.
La UEFA negoció. Prueba de ello es el formato que se instaurará en la temporada 24/25. Un nuevo sistema con más equipos, y dos clubes ‘repescados’ por ranking. Con la ECA y la UEFA unidos en una nueva empresa (The UEFA Club Competition SA ) para la explotación de los derechos audiovisuales y de marketing. Un paso adelante.
Todos los clubes se fueron, excepto dos: Real Madrid y FC Barcelona. Uno por orgullo presidencial y el otro porque es lo único que le salvaría de una quiebra inminente. Proponen un sistema ‘cerrado’ encubierto como abierto en donde ellos estarían en lo alto de la pirámide y para llegar habría que escalar durante tiempo. Prima el rendimiento en su competición, la Superliga.
El golpe a lo doméstico es brutal. Si el Girona ganase la Liga, entraría en la tercera categoría de la Superliga. Si el Barcelona o el Real Madrid quedasen 12º en España, pero entre los 14 primeros en la STAR division, seguirían en la élite europea. Y así toda la vida, si mantienen su status Europeo, ¿qué pinta LaLiga?
La Superliga sigue viva, por ahora. La UEFA, continúa. Mientras tanto, el aficionado al que tanto nombran seguirá siendo utilizado para causas de las que no sacará beneficio alguno. Las entradas serán caras; en la final, se darán a patrocinadores y el sistema que domina será el mismo, con UEFA o Superliga.