Jose Mourinho fue despedido de la AS Roma, por sorpresa. Sí, la temporada no estaba yendo bien. Su enemigo eterno, el Lazio, les había eliminado de la Coppa; aún así, Mou tenía al equipo clasificado en Europa y a 5 puntos de los puestos Champions.
Pero no ha sido suficiente. Al dueño estadounidense, Dan Friedkin, no le ha temblado el pulso para hacer al Special One lo que se haría a los Average Ones en esa situación. Y todo esto, a pesar de que el entrenador luso tiene el apoyo incondicional de la grada. Classic Mou.
Y sí, ha sido exitoso en Roma. Sí, les ha llevado a dos finales europeas consecutivas. Les trajo un trofeo, el primero en 14 años. El Stadio Olimpico ha registrado 40 llenos seguidos, antes no llegaba ni a media entrada. La comunión, total. Pero, los viejos trucos de ‘Harry Potter’ Mourinho (como se llamó en rueda de prensa) ya no funcionan.
Con Jose da la sensación que todo se acabó. Fue Élite. El mejor en lo suyo, pero ¿a qué coste? Desde que fue destituido en el Real Madrid, periplo con muchas similitudes a este de Roma en términos afectivos, la carrera de Mou acumula hastío, pesadez, polémicas, finales y algún título.
Parece que no se adapta a este nuevo fútbol. Sus equipos, competitivos, son ramplones. Su juego no es vibrante, no hay nada que destacar. Defienden bien y atacan dependiendo de la inspiración de sus jugadores talentosos. Si estos se caen, no hay nada más.
A sus 60 años sigue con su personalidad explosiva. Forma de enmascarar la pobreza de su equipo en el terreno de juego. Lo ha hecho toda la vida en todos los sitios en donde ha estado. Pero si ganas no pasa nada. Se le permite. Nos reímos con él. Pero si pierde, se vuelve molesto. Ruidoso. Inaguantable y acaba en despido.
En Roma ha sido igual. Múltiples críticas a la directiva por su nulo gasto en fichajes. Consiguiendo de esta manera ‘populista’ el amor romanista. Según él tiene peor equipo que Monza o Fiorentina – por delante en la tabla -. Un equipo con Dybala, Lukaku, Belotti, Paredes, Aouar, Pellegrini o Bove tiene mimbres para jugar algo más.
Y cuando la soga aprieta, a por la prensa. Otro patrón repetido. El mayor enemigo de Mou, los periodistas. Así fue en Madrid, en Londres, en Manchester y ahora en la capital italiana. Maravilla fue hablar en portugués en una TV italiana para después mandar a un traductor a que leyera lo que había dicho.
Dan Friedkin resetea. A Mou le quedaba contrato hasta final de temporada, pero ya se olía que no iba a renovar. Redobló su apuesta siendo muy vocal en su amor a Roma, los aficionados, buscando una extensión. Pero su destino estaba decidido.Ahora entra De Rossi, aplacando en cierta medida el enfado por perder a ¿The Special One?